Por medio de retos, todo el alumnado se auto-superó experimentando situaciones que hasta ahora quizás no había tenido oportunidad de realizar.
Lo mejor de la unidad fue la sensación del maestro y sobre todo del propio alumno de haber sido capaz de superar las pruebas, sintiéndose orgulloso de los propios logros. Es como competir en una carrera infinita contra uno mismo.
Una regla de oro: Esfuerzo+motivacion= logro = más seguridad en sí mismo.
Comenzamos por superar algunos miedos primarios como las alturas, utilizando conchonetas y espalderas.
También el miedo a lo desconocido y a la oscuridad (sensibilizándolos con la ceguera). También experimentamos el cambio de orientación espacial, ejes y planos mediante los volteos de diferente forma (siempre asistidos y controlados) para superar el miedo a posiciones no habituales e incontroladas.
También con este objetivo experimentaron hacer el pino, invirtiendo nuestra percepción del mundo.
Son sensaciones nuevas que motivan y hacen conocer el mundo y a nosotros mismos un poco mejor.
El resultado es una sensación de gran satisfacción y de haber cruzado una nueva meta...
¡Y no será la última!
